William y Kate Middleton, Harry y Meghan Markle, siempre han acaparado las miradas. Mientras tanto, la princesa Ana ha estado en segundo plano. Pero, ahora que la monarca ha muerto, la atención se ha centrado en ella. Con una vida no menos dramática que la de sus sobrinos y su fuerte personalidad, ha demostrado que es una de las royal más fuertes de la familia.
Princesa Ana Elizabeth Alice Louise
El 15 de agosto de 1950 nació la segunda y única hija de Felipe e Isabel. Como era de esperar, tal evento llenó de alegría a toda la nación.
Por lo que, fue recibida con una ceremonia honorable, donde no pudo faltar un saludo de 21 cañonazos. Con el tiempo ella ha demostrado ser digna de ese honor.
Su madre, la princesa
En sus primeros años de vida, su madre aún tenía la corona. Sin embargo, con el tiempo llegaron las responsabilidades reales y Ana tuvo que acostumbrarse a que sus padres no estuvieran cerca.
Desde ahí, la pequeña dejó ver su carácter, pues entendió y respetó las obligaciones que tenían con todo el país.
Vínculo madre-hija
No obstante, esto no impidió que entre madre e hija naciera un fuerte vínculo de amor. De hecho, fuentes cercanas admitieron que la Reina era tan amorosa y cariñosa como cualquier otra madre.
Incluso compartían una pasión: la equitación, un hobby que las mantuvo unidas incluso cuando Ana llegó a la adolescencia.
Un regalo especial de su madre
Era tan importante para ambas, que para celebrar los 13 años de la jovencita llegó un regalo inesperado. La reina Isabel II le dio a Doublet, su propio caballo de pura sangre.
La agasajada quedó sin aliento y como era de esperar la sincronía que logró con el animal era sorprendente. Entonces, los jinetes no dudaban en alabar los grandes movimientos que realizaban juntos.
Ana ganó el oro
Participaron en muchas competencias. Experiencia que les sirvió para que en 1971, cuando la princesa tenía 21 años, ganara el oro en el Campeonato Europeo de Concurso Completo.
Fue un hecho histórico, porque nunca antes un miembro de la familia real británica había ganado un título como este.
La pesadilla de todo jinete
Dado los resultados a ella le quedó claro que la mejor decisión era participar con su corcel de toda la vida. Retomaron los entrenamientos esperanzados en cosechar más éxitos.
No obstante, en 1974 cuando estaban en el Castillo de Windsor sucedió lo que se convirtió en una gran pesadilla.
Malas noticias
El caballo se fracturó una pata mientras entrenaban para su próxima competencia. El crujido del hueso fue una señal de que el animal no se curaría.
Entonces, por el amor que le tenía sabía que la criatura no podría seguir viviendo con una herida tan terrible.
Mujer perseverante
Además, la medicina veterinaria de los años 70 tampoco pudo hacer mucho. Por esto, no tuvo más remedio que dejarlo morir en paz.
La princesa decidió reponerse y seguir con los planes que tenía, aunque con un caballo diferente. De este modo, se planteó continuar dejando su huella en el mundo ecuestre.
Movimiento atrevido
En 1976 alcanzó un premio aún mayor en su deporte: una medalla olímpica. Con 26 años, logró esta hazaña que ninguno de sus familiares había intentado jamás.
Y es que desde un principio, competir en los Juegos Olímpicos era un movimiento atrevido. Hasta entonces, la familia real los miraba desde las gradas. No se involucraban tanto.
En las olimpiadas
Específicamente, se trató de los Juegos Olímpicos de Verano celebrados en Montreal, Canadá en 1976. Ahí Ana se enfrentó a muchos retos. Por una parte, estaban los 50 competidores de todo el mundo.
Por otra, su status real mantenía el foco sobre ella y, además, el caballo que la acompañaba era Goodwill, otro ejemplar de su madre.
Un duro golpe
¡Hay más! Hubo un suceso que hizo que todos se levantaran de sus sillas. En medio de la competencia se cayó del animal y sufrió una conmoción cerebral.
Sin saber la magnitud de la lesión, se levantó y continuó su presentación. Claramente, después no recordaba nada.
Princesa Ana para presidente
¿Los resultados? El equipo británico no logró una buena posición. Pese a esto la princesa Ana seguía enamorada de la equitación.
Continúo con su carrera y en 1980, cuando tenía 36 años, fue nombrada presidenta del organismo rector internacional de los deportes ecuestres: la Fédération Équestre Internationale (FEI), tal como lo fue su padre.
De tal palo, tal astilla
Algunos informes señalan que la relación del príncipe Felipe con sus hijos era difícil. Rumores indicaban que tenía un sentido del humor franco e incluso abrasivo. Quizás por esto parecía que Ana era su hija “favorita”.
Y es que ella guardaba muchas similitudes con él, como su agudo ingenio y su piel gruesa. Claro que también se ha llevado muy bien con sus hermanos.
Su hermano favorito
Por ejemplo, es envidiable la unión que tiene con su hermano mayor, el príncipe Carlos. Desde pequeños ambos aman la equitación e incluso ella lo ayudó a que perdiera su miedo a montar. Además, nunca se perdió una de sus obras de teatro en la escuela.
Lo cierto es que es un lazo que ni la prensa ha podido destruir cuando se refieren a ellos de manera despectiva.
Brillo y glamour
Crecer rodeada de hombres, su carácter y capacidades hicieron que en su juventud la consideraran poco femenina. No podía ser de otra forma, porque tampoco mostraba interés en el glamour, las tiaras o la ostentación de la vida real.
¿Una princesa de Disney? Para nada. No le huyó al amor y ni evitó a los jóvenes por mucho tiempo.
El enamorado
Su vida amorosa causó impacto incluso antes de hacer historia en la equitación. Mark Phillips le robó el corazón cuando apenas tenía 18 años.
Él también era amante de los caballos así que compartían esta afición. Aun así, tuvieron que atravesar por algunos eventos dramáticos para poder estar juntos.
Juego de citas
Dos años después, Andrew Parker Bowles se convirtió en su primer novio.
El chico llegaba a su vida luego de romper nada más y nada menos que con la hija del Vice Lord Teniente de East Sussex de Gran Bretaña, Camilla Shand. Sin embargo, por presiones de la familia, la pareja tuvo que volver a estar junta.
Los cuatro jóvenes miembros de la realeza
Ojo, antes de que ellos formalizaran la relación Carlos también salió con la hija del Vice Lord Teniente hasta que Shand y Bowles volvieron a cortejarse. Sorprendentemente, fue una historia sin importancia.
Parece que no quedaron resentimientos entre ellos o ninguno que se haya hecho público.
Felices para siempre
De hecho, años después se casaron y criaron a sus hijos juntos. No obstante, el divorcio fue inminente y, en 2005, Camilla se casó con el Príncipe Carlos.
Mientras tanto, la Princesa Ana siguió siendo amiga cercana de Andrew, incluso en 1968 cuando tenía puesto sus ojos en Phillips.
Un cuento de hadas
Lograron estar juntos y luego de años de noviazgo se casaron en 1973.
A pesar de que la boda fue tan importante y declarada como fiesta especial para el público, el cuento de amor no tuvo un final feliz. De hecho, la pareja comenzó a vivir literalmente una pesadilla de forma inesperada.
Fue una noche terrible
Los secuestraron en una noche de 1974. Iban en su automóvil cuando un Ford blanco se estrelló contra ellos.
Inmediatamente, el conductor enemigo, Ian Ball apuntó con un arma al vehículo real y les exigió que los acompañara. ¿Qué otra cosa podía hacer Ana sino obedecer? ¿Oponer resistencia?
La trama violenta
¿El objetivo? Pedir un rescate de 3 millones de libras. Pero parece que Ball no sabía quién era la princesa: una mujer que no obedece órdenes ciegamente.
Así que cuando le exigió que caminara, ella le respondió que no era probable que lo hiciera y corrió con la intención de huir. La respuesta del delincuente fue soltar una andanada de disparos al aire.
Se hizo justicia
¿Los resultados? Ball en la cárcel y Ana en el hospital visitando a sus defensores para mostrar su agradecimiento. Fueron tres hombres cercanos que resultaron heridos por los tiros.
Sin duda, fue un caos que debía quedar en el olvido, por esto la Royal esperaba con ansias el siguiente capítulo de su vida.
Familia poco convencional
Ana y Mark tuvieron dos hijos, Peter y Zara. De esta manera se convirtieron en una familia poco convencional, porque así como él no aceptó ningún título de cortesía, ambos decidieron no imponérselos a los pequeños.
Por casi 20 años fueron una pareja estable, hasta que los problemas entre ellos comenzaron a hacer mella. ¿Qué pasó?
Distancia
Se distanciaron y surgieron rumores y escándalos que comenzaron a extenderse. Entonces, se divorciaron en 1992.
No obstante, la vida amorosa de la princesa no terminó ahí.
Timothy Laurence
Inmediatamente después de que se divorció, se casó con Timothy Laurence, el asistente principal de la reina Isabel II.
La boda no fue como la de cuento de hadas que tuvo 20 años atrás, principalmente porque sobre el hombre recaían acusaciones de trampa. Sin embargo, siguen juntos y son felices en la actualidad.
Orden del Jardín
Dos años después de su separación formal, la princesa Ana se atrevió a más. Exigió que la incorporaran a la Orden del Jardín y no con el título de dama sino con el de caballero.
Aceptaron y además, los medios le dieron otro título gracias a su actitud. ¿Cuál será?
Su rudeza real
La llamaron "Su rudeza real". Hay otras razones: su franqueza y sensatez, como su padre, y la distancia que marcaba con el público, hasta el punto de no estrechar las manos. Motivos suficientes para ganarse el odio de los ciudadanos, ¿no? Pues, estamos equivocados.
Ellos no la dejan de querer y admirar porque, al final, saben que es auténtica, como pocos de su familia.
Sus buenas acciones
Además, sus impresionantes hazañas como atleta los llenaban de orgullo. Sabían que esas habilidades no se quedaban en el show mediático.
Por el contrario, también era impresionante cuánto bien hizo por el mundo más allá de los deportes ecuestres.
Shropshire
Desde que cumplió 18 años comenzó a ayudar a los más desvalidos. Entonces, abrió un centro educativo y de formación en Shropshire, Inglaterra.
Además, es miembro de organizaciones benéficas y sin fines de lucro. Muchas de ellas las ha llevado a diversos rincones del mundo.
Princesa Real
Se involucró exactamente con más de 300 de esas instituciones gracias a su título de "La Princesa Real".
Los regimientos militares no se quedan atrás pues, también, hacen un trabajo mancomunado en el Reino Unido y en el extranjero. Por otro lado, dentro del ejército británico hizo historia al recibir otro título oficial.
Infantes de marina reales
Es la primera capitana general de los Royal Marines. Evidentemente, siempre busca superarse a sí misma en todos los ámbitos que puede. Incluso, quizá cuando se trata de cumplir con sus deberes reales también ha superado a su madre.
Sí, no hay dudas de que es una líder en la orientación de su país, incluso en asuntos internacionales.
Un premio especial
Como has visto, en el deporte ha conquistado grandes metas.
Es miembro británico del Comité Olímpico Internacional y participó en la candidatura del país para los Juegos Olímpicos de Verano de 2012. Justo en esa oportunidad vio cómo alguien especial para ella recibía un premio.
Londres 2012
Resulta que en el sólido equipo de jinetes que representó a Gran Bretaña estaba su hija Zara Ana Isabel Philips. Como su madre, la joven había entrenado para ese momento toda su vida.
Entonces, durante su presentación la tenía a ella y a toda una generación de jinetes consumados animándola desde lejos.
Una madre orgullosa
El equipo, entre ellos Zara, ganó una medalla de plata, así que tanto la princesa Ana como todo su país se colmaron de orgullo por el logro.
No obstante, para Ana no era el momento de dejar a cargo de los compromisos reales a esta generación tan joven.
Símbolo del trabajo duro
No le importaba tener la agenda más ocupada de la familia real. Ella siempre ha preferido asumir cada una de esas responsabilidades. ¿Por un mundo mejor?
Ese ha sido su cometido, de ahí que sea un símbolo de inspiración para muchas mujeres. Incluso, la han comparado con un familiar inesperado. ¿Quieres saber quién?
Princesa poco tradicional
Además de las semejanzas que tiene con su madre y padre, muchos aseveran que se parece más a su tía, la princesa Margarita, hermana de la reina Isabel II.
Dicen que en su infancia se caracterizaba por sobresalir en público, no se quedaba al margen y siempre estaba lista para bailar, cantar o entretener a sus invitados. De hecho, tampoco amaba la vida real tradicional.
Lista para estallar
Era tan obvio su rechazo a estas costumbres que el historiador AL Rowse se atrevió a describirla.
Dijo que como duquesa de Windsor se caracterizaba por ser “aburrida, infeliz y lista para estallar contra todo”.
Anfitriona poco amable
De hecho, parece que no siempre era tan amable con sus invitados como lo fue cuando era pequeña.
Nancy Mitford recordó que una noche hizo que sus homenajeados la esperaran muchas horas, mientras se preparaba para llegar a la cena. Al final, irrumpió como "una enorme bola de pelo", agregó.
Sí, señora
Incluso, no le molestaba que la llamaran “señora”, como a la mayoría de las señoritas o verdaderas señoras mayores de la época. Era una exigencia muy peculiar y personal.
Según algunos testigos, Margarita era amistosa hasta que no la llamaban "señora" o "su alteza".